Inauguramos la primer columna poética de la mano de Aron Rodríguez. El espacio está abierto para todos aquellos que disfruten de escribir y leer el género. A soltar la mano y los sentimientos, compañeros.
Luego del fermento vuelvo a ser cristal
Por Aron Rodríguez
Cálculos aparte, el inevitable descenso del cielo y la visita de los recuerdos y la sesión de los ritmos ocupan la morada, la cabeza y el mundo del espíritu. La cultura es un puñado de arena que no debe perderse en la mano de ningún monstro, es todavía en la tentación el retozo del celo cercenado. No es necesario que de a conocer el nombre de los chicos chimenea de la fiesta, los mansos gatilleros sobre la vida del privilegio. Pero hoy, callejeando por Rosario, pensé en el pibe Santiagueño que se recostaba sobre la melancolía de la misma calle ,guardaba siempre un pedacito de Patria Personal, y frases de Merlín trashumante.- Militemos en el Limbo- me decía , y yo le convidaba de mi Speedy para que levantara , y hablara con un poco mas de claridad. Los domingos-agrego- son para caminarlos solos . Pero en esta fiesta somos tan particulares que ninguno cabe en una pecera de humo, en esta fiesta sobre las paredes, se desprenden ulceras de papel ,y adictos al reemeik intentan sanarlas con catarsis de adolescente tardío, pero nada.Yo asentía con la cabeza y me reía, íbamos caminando, como dos perros de caza curtidos en la madrugada, incompetentes en el andar. Se me escapaban frases que en su momento tenían sentido y solo hablaba para ejecutar , casi siempre con un resultado inmediato. Nos detuvimos en la esquina de un bar que habían clausurado la noche anterior, honramos la memoria de una hoja en blanco y tuvimos una conversación filosófica con una Gitana que aseguraba ser profesora de literatura, sus tetas contenían la historia oculta de los Catalanes nómades, las batallas nucleares y el desenfreno hipnotizarte de la danza. Esclava de si visión , quiso embaucarnos, y para decorar nuestra alucinación recito un poema:
Los seis cómplices están ordenados ,
desordenados y condenados,
memoria de un zafiro sin puntas,
de una deidad que te reclama.
Caminamos por un sendero rodeado de montañas
y se abre la puerta de un armario
lleno de camisas robadas , libros
robados,
todo robado.
Un elefante sale de nuestro armario
quiere su libertad
pero el León herbívoro
se tienta a morderlo,
hilo instintivo, jadea y se babea ante la carne
ante la cascara gris que esconde tu morada,
Pero el león se asusta
porque el arquitecto demente
construye la fuerza de los invasores
de los chacales del medio artificial
del capital virtual
de tu mano de humo que habla
pronunciada ,
y debajo del tapiz esta la sangre del lobo
y debajo del lobo esta la presa
que SOS vos ,durmiendo en su hocico de trampa,
el no te masticara hasta que despiertes
sentirás las cosquillas de la mentira cercana
amante , delirante.
No pienses en mi , mejor piensa en el lobo
el que te habla esta siendo bebido por aquella
que no quiere atrapar a su otro yo
injusto
casi presente en tu grieta diamantina
en tu liquido viscoso
en tu rareza,
en la piel de la serpiente
y en sol que ralea la tierra.
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